VIAJE BOGOTÁ - MELBOURNE
Me encanta viajar, ha sido uno de mis grandes sueños desde niña. Ahora que he podido hacer mi sueño realidad viviendo en Australia, me gustaría compartir la historia de un viaje tan largo como nuevo para mi, empezando la travesía desde Bogotá, Colombia hasta Melbourne Australia.

Siempre que alguien me pregunta mi experiencia en el avión trato de dar mi mejor version del día el cual decidí empezar este viaje. Antes de viajar a Australia había tenido la oportunidad de viajar muy pocas veces en avión dentro de Colombia. Cosa que resultó increíble, ya que cada detalle dentro de este vuelo me sorprendía cada vez más.
Primera escala, Santiago de Chile.

Después de haber despedido a mi familia y pasar a la sala de abordaje del Dorado, tuve que tomar el avión que me llevaría con destino a Chile, vuelo que duró por lo menos 7 horas en las cuales disfruté de
los servicios del avión.
Recuerdo que sobrevolamos Perú, con una deliciosa copa de vino para cerrar el almuerzo. Después de esto, mi asombro se volcaría hacia el espectáculo que veía desde allá arriba, la cordillera de los Andes formada por alucinantes rocas que decoraban el paisaje, en el que pude divisar enormes cráteres que solo parecían un punto diminuto al ser vistos desde tal distancia. Luego de
sobrevolar Perú, finalmente llegamos a Chile bordeando la costa pacífica.
Chile nos recibiría con la hermosa cordillera llena de nieve en sus picos, algo que lucía majestuoso al ser visto por primera vez. En el aeropuerto tuve que pasar migración y hacer una larga fila para poder sellar el pasaporte con la entrada y la salida. Allí la espera fue de 7 horas para poder tomar el avión al siguiente destino de esta aventura.
Segunda escala, Auckland Nueva Zelanda

7 horas mas tarde debía abordar el avión, que nos conduciría a nuestra segunda escala, en Auckland Nueva Zelanda, este fue el vuelo más largo pero al tiempo más impresionante, pues es increible como un avión puede atravesar el océano sin mostrar tanta dificultad.
Despegamos de Chile a la media noche, e iríamos volando para encontrarnos con la madrugada en Auckland, (en teoría viajamos al futuro, pues despegamos a la media noche del lunes y llegamos a la madrugada del miércoles, en un viaje que duró al rededor de 12 horas). Durante el viaje me sentí bastante cómoda, pues pude dormir por lo menos 8 horas seguidas, lo cual me ayudo a pasar el tiempo y no pensar en todo el agua que podría estar abajo de nosotros, pues estábamos atravesando el pacífico en todo su esplendor. Hablar de la llegada a Nueva Zelanda me emociona, pues era todo un reto tratar de hablar con las personas del aeropuerto, pues en este país ya tendría que hablar inglés. Esta escala me sirvió para quedar maravillada con los paisajes que pude ver al despegar hacia Sydney y querer volver a visitar este país de una manera mas detallada.
Tercera escala, Sydney. Melbourne, ya casi nos vemos!
El viaje a Sydney duraría por lo menos 2 horas y media, en las cuales pude mirar el paisaje desde la ventana, al fin y al cabo que mas podia hacer, a pesar de que ya estaba cansada, de tantas escalas y de tantos trayectos largos, solo pensaba en lo que nos recibiría ahora. Al llegar a Sydney ya estaríamos en Australia, en Oceanía como solíamos decir cuándo aprendíamos lecciones de geografía. Mi primera impresión al llegar a Sydney fue la de, -no lo puedo creer-. Ya muchas cosas cambian, el idioma, el aeropuerto, las personas de tantas partes del mundo, en fin. En Sydney no pude hacer nada mas que pasar migración, y es bueno aclarar que allí no me sellaron el pasaporte. Solo tuve el tiempo justo para tomar un bus dentro del aeropuerto que me llevaría hasta el avión que finalmente me llevaría hasta la ultima parada, Melbourne.

Última escala, Melbourne, Australia
Finalmente, después de haber volado durante tantas horas en aviones gigantezcos, tuve que tomar un avión más pequeño con destino a Melbourne. Este vuelo duró alrededor de una hora y media, en la cual no había mas remedio que recurrir a la paciencia, pues ya estaba agotada y tan solo quería llegar a la que seria mi nueva casa. El punto positivo de este trayecto fue haber conocido gente tan amable, pues la tripulación eran personas australianas, y realmente fueron bastante pacientes y amables, pues el nivel de ingles que yo tenia apenas me dejaba decidir entre si quería café o agua. Finalmente llegué a Melbourne que me recibió con una lluvia fría, pero que auguraba un delicioso invierno. Y bueno aquí estoy, hablando de esta experiencia tan increible como nueva, y si esto sirve de inspiración para quienes quieran venir a Australia, no duden en preguntar, pues puedo ayudarles a construir su sueño, basada en mi experiencia.
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